FALLECE UN GRAN AMIGO
Lamento comunicar el fallecimiento de uno de mis mejores amigos. Estuvo siempre ahí, en las buenas y en las malas, en la alegría y en la tristeza, aquí y allá, dentro y fuera de la ciudad. Era uno de los mejores, sin críticas ni malas vibras, siempre escuchando lo que uno hablaba, sin ningún tipo de reproche. Fue el mejor amigo de aventuras durante estos últimos 4 años, me cubrió las espaldas por mucho tiempo, aún cometiendo “pecadillos”. Amigos así ya casi no se ven, son una especie en extinción.
Su deceso se produjo luego de una falla generalizada en su organismo, no pudo responder favorablemente a los tratamientos. Era de esperarse, sufrió varias caídas y golpes severos, durante varios años, los cuales hicieron mella en su pequeño cuerpo, que aun siendo fuerte, no lo pudo resistir.
El día sábado 19, cerca de las 11:00 p.m., vísperas del Día del Padre, entró en un profundo coma. De inmediato ingresó a la sala de operaciones, por emergencias, pero luego de un par de horas, todo su sistema colapsó, aun luego de que se le practicó una delicada operación a corazón abierto con bastante tecnología a su disposición. Todo su cuerpo fue abierto y revisado, con el fin de tratar de reanimarlo. Todo fue inútil. Ya había salido airoso de varias operaciones anteriores que le prolongaron su vida unos 2 años más, pero finalmente expiró.
Fue un Día del Padre frío y distante, nos quedamos solos, sumidos en la tristeza de no poder compartir por lo menos algunas palabras con otros amigos que teníamos en común.
No puedo seguir escribiendo, porque la tristeza me invade y cuando me preguntan “¿cómo pudiste tener un amigo así varios años?”, sólo puedo responderles que todo se trata de saber escoger los aliados que realmente necesitas en este mundo. Mi amigo tenía todo, menos mucho, hasta luz que me iluminaba todas las noches en la oscuridad de la carretera, Escuchábamos música en los lugares donde estábamos solos, bajo las estrellas o contemplando solamente la vida.
Hay gente que tiene amigos con muchas más cualidades que el mío, pero que ni siquiera se conocen el uno al otro. Yo conocía a mi amigo como la palma de mi mano, por eso nos entendíamos muy bien, estábamos muy unidos, pero tampoco ninguno dependía del otro. Mi amigo nunca arrebató mi vida, ambos teníamos nuestros espacios delimitados a pesar de todo, pero debo rescatar que siempre estaba ahí, esperando y en silencio, presto a emprender y acompañarme en mis aventuras de todos los días.
Hoy me despido de tí amigo. La vida debe continuar y nuevos amigos aparecerán, pero como siempre, sé que sabré elegirlos.
Descansa en paz mi estimado celular.
P.D.: Se aceptan donaciones para correr con los gastos del sepelio.
Escrito en Tarapoto - San Martín - Perú
Junio, 20, 2016
