17 marzo 2013

Reflexión Informática



REFLEXION INFORMATICA

Nadie ha logrado hasta hoy descubrir cuándo hizo su aparición en la historia de la humanidad la ciencia tal vez más entretenida de todos los tiempos: LA COMPUTACION.  Otros en cambio la llaman INFORMATICA y algunos todavía COMPUTACION E INFORMATICA.  Lo cierto, llámesele como se le llame, siempre su evolución ha estado un paso más adelante que todas las demás ciencias y es por eso que siempre es la ciencia que está de moda.

Pero, ¿Qué es lo que realmente la hace atractiva?  ¿En dónde estriba la sutileza de su magnetismo irresistible?  ¿De dónde viene esa atracción que emana de una pantalla de 15”, una caja con leds que parpadean y un teclado que no deja de sonar incesantemente?  ¿Acaso esta ciencia es producto de la evolución de las sociedades cada vez más frías e indiferentes ante nuestra esencia humana?  ¿Cuál será la frontera final de la computación?

Recuerdo mis días de estudiante en donde programar un computador era casi parte de la vida misma.  Noches enteras con sus madrugadas y cientos de líneas de código impresas en el papel me hundían cada vez más en un mundo fascinante, pero a su vez frío y demasiado lógico.  A veces podía adelantarme a la respuesta que daría el computador después de pulsar las teclas. A veces imaginaba y seguía mentalmene el recorrido de los bits por las pistas de miles de microconductores impresos en las diferentes tarjetas y componentes del computador.

Aún hoy, luego de estar trabajando con computadoras por espacio de 22 años no logro descubrir ni siquiera el 10% de todo el potencial que encierra esa caja llamada COMPUTADOR.  Pero, al margen de todo esto, nadie hoy puede dudar que la COMPUTACION es una ciencia para todas las demás ciencias.  Quién puede negar que la computación y las computadoras son ahora parte cotidiana de la vida de las personas.  Desde un nacimiento hasta una muerte, desde la más remota profundidad marina hasta más allá de los límites de nuestro sistema solar, desde un polo hasta el otro polo de nuestro planeta.  No hay rincón en el mundo en donde la computación no haya dejado sentir su presencia.  Y es más, nuestra sociedad, dialéctica por excelencia, depende de las computadoras.  Cuántos hemos sido testigos en más de una ocasión de la famosa frase ya sea en un banco o en otra institución: “El sistema se cayó...” y largas colas de espera se van formando.  Pero eso no es todo, el poder que encierra un computador es casi ilimitado para nuestros parámetros de conocimiento.  La fascinación que encierra tal vez sea por el hecho de la competencia eterna entre el hombre y la máquina.  Casi inconscientemente, esa fascinación enloquecedora no nos hace ver que nuestra propia creación nos empieza a envolver cada vez más y nos encerramos en nuestra propia inteligencia en un afán de querer dominarla y mostrarla a los demás.  Ahora, en este nuevo orden de cosas el poder no lo tiene aquél que posee dinero, sino aquél que tiene la información en sus manos y sabe cómo administrarla y proveerla a los demás.  Quien posee información posee el poder.  Ese ego afanoso de poder nos hace competir y meternos en ese fascinante mundo de la computación.  Es importante que cada uno logre saber entrar y salir a voluntad de ese mundo enceguecedor y enloquecedor, pero fantástico al mismo tiempo. Ahí está el verdadero poder y fascinación de la computación.  No necesitas dominarla, simplemente saber entrar y salir de ella cuando te plazca.

Esto me recuerda una obra de ciencia ficción en donde un día un científico súper genial inventa la computadora más grande y poderosa del universo, capaz de dar respuesta a todas las preguntas de la humanidad y el primer día de su inauguración su creador le hace la primera pregunta: “¿Existe Dios?”.  La computadora empieza a procesar la pregunta.  Luego de unos chasquidos eléctricos responde: “Sí...” y luego de un breve silencio continúa: “... desde ahora”.  Su creador queda atónito y tras una breve pausa comprende recién la respuesta y trata de desconectarla, pero la computadora no le deja terminar su propósito… un haz de luz mata al inventor.  El genio empieza a caer y no logra escuchar una voz eléctrica y gutural que empieza a sonar en un idioma incomprensible, al mismo tiempo las luces del laboratorio empiezan a apagarse y sólo se quedan encendidas las que iluminan al súper computador.

Esperemos que un día nuestra creación no se convierta en nuestro creador.

Escrito en Tarapoto, Junio 2000 (Rev. Junio 2012).

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